
24 May ¿Existe un tipo de cáncer vinculado a los implantes de mama?
En los últimos años desde la comunidad científica se ha comenzado a hablar de la posibilidad de un subtipo de cáncer asociado a prótesis de mama. Se trata del Linfoma anaplásico de células gigantes (LACG). Pero… ¿qué hay de cierto o preocupante en referencia al linfoma asociado a implantes de mama?
Cada año se colocan 1,5 millones de prótesis de mama (implantes mamarios) en todo el mundo. En el año 2011, la FDA de los EUA (Food and Drug Administration: Administración de Medicamentos y Alimentos) emitió un comunicado advirtiendo que las mujeres portadoras de un implante mamario pudieran tener una discreta elevación del riesgo de desarrollar un Linfoma anaplásico, un tipo de cáncer de células gigantes asociado a la cápsula que se forma alrededor de las prótesis mamarias. Cabe decir, que el linfoma es un cáncer del sistema inmunológico que se desarrolla a partir de los linfocitos, por lo que no debemos considerarlo un tipo de cáncer de mama, aunque se localice en ella.
A día de hoy se sigue investigando sobre la causa última que desencadena la enfermedad, pero existe un consenso sobre su origen multifactorial (predisposición genética, infección subclínica, biofilm, tipo de prótesis …) que provocaría una reacción inflamatoria crónica que degeneraría en el LACG. Hasta la fecha, muchos de los casos descritos se han dado con implantes rugosos y no lisos, por lo que debe considerarse que existe un componente mecánico relacionado con dichas prótesis en el desarrollo de la enfermedad. La mayoría de los casos se diagnostican durante una cirugía de revisión debido a un seroma persistente de inicio tardío (9-10 años de media desde la colocación de los implantes), que eventualmente puede asociarse a dolor, palpación de bultos o asimetría mamaria. Por lo general, la enfermedad cursa de manera indolente y el diagnóstico suele hacerse en fases precoces de esta que remite tras el tratamiento quirúrgico (retirada del implante, así como de la cápsula que lo envuelve) sin necesidad de un tratamiento complementario (radioterapia o quimioterapia), con buen pronóstico.
Desde el año 1997, han sido publicados 93 casos en la literatura médica mundial, con una incidencia estimada muy baja, pero que debe ser tenida en cuenta. La mayoría de las pacientes que se someten a un aumento mamario no siguen controles médicos más allá del primer año postcirugía. Es por ello que es muy recomendable que ante cualquier aumento de volumen que se produzca en la mama pasado un año de la cirugía sin que haya ocurrido una infección o traumatismo, debe ser estudiado. El estudio debe realizarse mediante una ecografía, TAC o RMN. En estos casos la mamografía no suele ser muy concluyente. Una vez constada la presencia de líquido alrededor de la prótesis, deberemos obtener una muestra del líquido para estudio mediante punción. Si dicho estudio no es concluyente, deberemos realizar una biopsia de la capsula que envuelve el implante.
Una vez realizado el diagnóstico, el tratamiento del LACG es quirúrgico. Deberemos retirar el implante junto con toda la capsula que la rodea (capsulectomía total). Se recomienda la retirada de los dos implantes para prevenir riesgos futuros. La paciente deberá ser remitida al oncólogo para seguimiento. Excepcionalmente es necesario completar el tratamiento con radioterapia y quimioterapia.
El pronóstico, en la mayoría de casos, después del diagnóstico precoz y tratamiento quirúrgico suele ser excelente.
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